cereté: CERETÉ CORDOBA
CERETÉ
Es un municipio ubicado en el departamento de Córdoba en Colombia. Cuenta con una población aproximada de 84.000 habitantes. Se encuentra a 18 km de la capital departamental, Montería. Su término municipal limita por el norte con San Pelayo y Chimá, por el este con Ciénaga de Oro, por el oeste con Montería y al sur con Montería y San Carlos.
Administrativamente se divide en 9 corregimientos, 56 veredas y 52 barrios.
Cereté
Bandera
Escudo
Cereté
Localización de Cereté en Colombia
Ubicación de Cereté en Córdoba
País
Colombia
• Departamento
Córdoba
• Región
Caribe
Ubicación
08°53′″N 75°47′″O / Expresión errónea: operador / inesperado, Expresión errónea: operador / inesperadoCoordenadas: 08°53′″N 75°47′″O / Expresión errónea: operador / inesperado, Expresión errónea: operador / inesperado (mapa)
Temperatura
34° C
• Altitud
15 msnm
Superficie
6.293[1] km²
Fundación
1721
Erección
1923
Población
83.978[2] hab. (2005)
• Densidad
315,17 hab./km²
Gentilicio
Cereteano
Alcalde
Rafael Chica Guzman 2008-2011
Sitio web
http://www.cerete-cordoba.gov.co
Historia
Fue fundado en 1721 por un grupo de jesuitas. Se erigió en municipio en 1923. Su situación geográfica, en la ribera del río Sinú, favoreció su crecimiento como lugar de intercambio comercial. El primer grupo de pobladores sobrevivió en sitios que hoy conocemos como Tres Marías, Cazuela, El Banco de los Indios y Severá.
En el año 1721, cuando los padres jesuitas fundan la comunidad en el sitio de Macan, impulsando sus acciones apostólicas. Matías Beneditti certificó la fundación 1721, en 18 caballerías con 60 familias aborígenes; fue trasladado en mas de tres ocasiones entre los años 1721 y 1740, su último traslado lo realizó el cura jesuita Agustín de Salazar en 1732 con el nombre de San Antonio de Cereté, en 1923, se erige municipio y en 1940 el ingeniero Juan de Torrensal Díaz Pimienta, organiza el poblado. Su localización a lo largo del Río Sinú, le permitió constituirse en centro de mercadeo y acopio, así como, en principal puerto de embarque entre Montería y Lórica, para el comercio con ciudad de Cartagena, que en ese tiempo, representaba el polo de desarrollo más cercano a esta región.
Para el año 1900 la cabecera municipal tenía una estructura urbana muy precaria, aún no contaba con barrios, y solo tenía tres calles, la calle de Las Flores, la calle del Comercio y la calle de San Antonio, las cuales iniciaban desde la margen derecha del Caño Bugre hacia el este. La calle paralela al caño, y que unía la calle del Comercio con la calle de Las Flores, era bastante espaciosa, casi como una pequeña plaza, la cual permitía realizar la actividad portuaria y comercial, también para esa época se establece otro grupo de pobladores en el sector Wilches, en el Prado y Martínez.
La dinámica del poblado se originó por su condición de puerto de embarque de manteca colorá, ganado, frutas y pescado, hacia el puerto de Lórica y de éste, hacia Cartagena.
Actualmente, este importante medio de transporte fluvial ha desaparecido, debido a que el Río Sinú, cambio su cauce por el brazo de Lara, que cruza cuatro kilómetros de la cabecera urbana y el Caño Bugre que cruza por el centro del perímetro urbano se seca en el periodo de verano por la fuerte colmatación que presenta en el sitio de bifurcación (boca de la Ceiba) con el brazo de Lara. Otro factor que incidió de manera directa fue la construcción de la red vial que intercomunica al municipio, la subregión y el departamento con el territorio nacional.
Sobre el origen del nombre de Cereté existenvarias versiones, pero la más acertada hace referencia a la existencia del Cacique T. Cuenta una tradición oral que, al llegar llegar los españoles le preguntaron cómo se llamaba aquel lugar, como éste no sabía español, él entendió que le preguntaban por su nombre a lo cual respondió "seré T"; fue así como comenzaron a llamar a aquella región Cereté. No se sabe con certeza cómo se transliteró seré T en Cereté.
Personajes
Personajes destacados del Municipio de Cereté:
Miguel García Sánchez
Miguel García Sánchez, uno de los principales benefactores del Municipio de Cereté. Este ilustre cereteano, fue el segundo gobernador del departamento de Córdoba, hijo de doña Sandiego Sánchez. Fue agricultor y uno de los primeros en sembrar algodón y pionero en la adquisición y cría de reses bravas de pura casta.
Entre sus obras se destaca la donación del lote de terreno en el cual se encuentra construido el Hospital Sandiego, que lleva este nombre en homenaje a su señora madre. Cuando fue gobernador equipó dicho hospital con equipos de laboratorio, cirugía, rayos X, cocina, lavandería, sistema de intercomunicación, mobiliario, frigorífico, y demás dotaciones, lo que lo convirtió en uno de los mejores dotados de la región, con áreas de atención especializada en todas las ramas de la medicina.
Igualmente. Don Miguel García Sánchez fue gestor y construyó el Palacio Municipal, El Puente Metálico sobre el Caño Bugre, la primera planta de energía; diligenció la construcción de la Planta de procesadora de leche Proleche S. A. (hoy propiedad de Parmalat).
Miguel García Sánchez fue un hombre emprendedor y de muchas empresas, con un amoral intachable, muy apreciado por sus conciudadanos. Criador de reses de lidias, construyó la Plaza de Toros El Socorro, construida en madera; allí se dieron importantes corridas de toros con la participación de destacados matadores españoles. Fundó la ganadería El Socorro (1945), Dejó como herencia estas cualidades a sus humanas a sus sobrinos, entre ellos a don Carlos Pargo García, quien hoy tiene a su cargo la ganadería, convirtiéndola en una insignia de reses bravas en la Costa Atlántica de Colombia.
"El Teniente Castilla"
En el año 1948, cuando todavía el municipio de Cereté pertenecía al antiguo departamento de Bolívar, siendo gobernador de la Provincia de Bolívar el doctor Abel Antonio Gambín de padre cartagenero y madre italiana, nombra como alcalde militar para el municipio de Cereté al Teniente de la Policía Clodomiro Segundo Castilla Barrios, en vista que en este municipio se venían sucediendo muchos casos delictivos como abigeatos, contrabando, un sinnúmero de problemas de orden público, otros por la afluencia de estancos de rones clandestinos propiciados por delincuentes comunes, cuatreros y por ladrones y rateros de la época. En ese entonces el presidente de Colombia era el doctor Mariano Ospina Pérez.
A su llegada al municipio de Cereté, un hombre de mediana estatura, de buen físico, pero eso sí, armado hasta los dientes; lo primero que hizo fue preguntar por Don Roque Guzmán. En su agenda traía varios nombres de buenos e ilustres ciudadanos cereteanos, entre ellos encabezaba Don Roque Guzmán, luego su hermano Manuel Guzmán, Víctor Esquivia, igualmente traía otros apellidos como los Calume, los Soto Ruiz, los Barguil, los Assis, los Saibis, los Petro, los Hernández, los Espinosa, los Milanés, los Negrete, los Abdalah, los Herrán, y otros más.
El gobernador Abel Antonio Torres Gambín, tenía un sobrino en Cereté y le dijo al Teniente Castilla: “Allá vive un sobrino mío, si se vuelve necio, no tenga compasión con él ni conmigo, castíguelo”
¿Y cómo es su nombre? – preguntó el Teniente Castilla.
- Alfredo Milanés Torres, conocido como “El Cachaco” – respondió el Gobernador.
El Alcalde militar se encarga y a la vez empieza a despachar, revisa caso por caso, y empieza a revisar la situación de orden público que se vivía en la región. Poco a poco fue aplicando Código de Policía en mano. En menos de tres meses fue desapareciendo el cuatrerismo y los hurtos a residencias ya que los bandidos al saber de la presencia de un alcalde militar desaparecieron por completo en el Municipio. Elaboró un decreto de llamada a la cordura, a la convivencia ciudadana, en que cada residencia tenía que dormir durante tres meses consecutivos con las puertas abiertas, con el fin de que quien cometiera un robo fuera castigado y privado de la libertad hasta pagar la condena o multa. Con la permanencia del Teniente Castilla como alcalde militar de Cereté, se recuperó la calma, la tranquilidad y desapareció la delincuencia común.
Como era un hombre completamente costeño, le fascinaban las buenas costumbres y tradiciones, se dio cuenta que en Cereté no se realizaban las fiestas patronales consecutivamente, sino de vez en cuando y de cuando en vez; optó por crear por decreto las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Candelaria, cuya fecha sería el 2 de febrero. Así lo hizo, acompañado de muchos amigos amantes de estas tradiciones que incluía procesiones, misas, corralejas y reinado, emanadas desde 1952 hasta la fecha.
Entre sus anécdotas como alcalde de Cereté hubo varias: declara la ley seca y toque de queda, había una planta de energía que distribuía el servicio hasta las 11 de la noche. Desde las 6 PM a 6:00 AM nadie podía transitar por las calles, pues bien. En una de esas noches se queda varado en ese entonces Alejo Durán Díaz, no sabía que normas estaban impuestas en el Municipio, época “de mi Teniente Castilla, como suele llamarlo nuestro colega Jairo Polo Herrera.
“Eran las 12 y 30 de la noche cuando la patrulla divisó a lo lejos a tres personas que caminaban por una de las calles de Cereté, a la voz de alto impuesta por uno de los agentes y otro con una linterna (foco cabezón de seis tacos de batería) los iluminó a sus rostros. - Favor acercarse lentamente – los transeúntes hicieron caso al llamado, identifíquense. – uno de ellos dijo que se llamaba Alejandro Durán Díaz; otro de los agentes les preguntó hacia dónde se dirigían, le leyeron el decreto de la Ley Seca y Toque de Queda… Alejo se quedó pensando un poco y dijo: - hombre nosotros vamos a ponerle una serenata al teniente Castilla que es amigo nuestro -.
La patrulla de policía conduce a Alejo y sus dos compañeros hasta el Comando de Policía, le dan parte al teniente y éste a la vez hace que Alejo toque su acordeón, canta varias canciones, luego el teniente de agradecimiento los manda a dormir al Hotel Cereté, fue como alejo evita que lo pongan preso”
Don Clodomiro Segundo Castilla, nacido en el municipio de San Pedro (cuando pertenecía a Bolívar - hoy es de Sucre) fue alcalde militar en distintos municipio de la costa norte de Colombia: en su misma tierra, en Carmen de Bolívar, Corozal hasta que fue trasladado para tierras sinuanas: Cereté, Ciénaga de Oro, Lorica, San Bernardo del Viento, entre otros.
Al retirarse Clodomiro Castilla Barrios de la Policía, se va a vivir a Cereté, donde nacieron sus hijos Clodomiro Segundo, Radeth, Petrona Carman Castilla Dumeth; María Castilla Mestra, Antonia Castilla, Ricardo Castilla Pacheco, Ariel Casilla Negrete y Roberto Castilla Arroyo, todos nacidos en Cereté.
Antes de llegar a tierras cordobesas, don Clodomiro Castilla Barrios, era casado con doña Zenaida Cijanes, de San Pedro, de cuya unión nacieron Jorge, Juan y tres hermanas más. Luego se fue a vivir a Montería, donde también tuvo otros hijos: Clodomiro Segundo, Inés Castilla Ospino y Clodomiro Castila Ramos. En San Bernardo del Viento tiene otro hijo de nombre Clodomiro Juan; en Corozal dejó otros hijos, entre ellos Clodomiro de las Nieves y Laureano.
En Montería vivió el resto de su vida hasta el 16 de junio de 1994, fecha en que murió. Entre otros atributos en que se distinguió a lo largo de su vida por su vocación y servicio de a la comunidad a través de ser concejal del municipio de Montería durante 12 años consecutivos
Raúl Gómez Jattin
Raúl Gómez Jattin, nació en Cartagena de Indias (Colombia) el 31 de mayo de 1945, y pasó su infancia en Cereté, ciudad que alude en sus poemas y libros. Falleció en Cartagena la madrugada del 23 de mayo de 1997. Era descendiente de libaneses.
Su obra literaria empezó a ser conocida y celebrada dentro y fuera de su país, después de 1980. Sus recitales en la Casa Silva, en el Festival Internacional de la Poesía, en Medellín, y en el evento La Poesía tiene la palabra atrajeron y estremecieron al público.
Era considerado por la crítica literaria, como uno de los mejores poetas de Colombia, cuya obra aparece en las más destacadas antologías poéticas.
Pasó algunos años en Bogotá dedicado con pasión desbordada al arte teatral, como actor y director y, en sus ratos libres, escribía poesía. No duró mucho tiempo ese idilio con la vida y con el teatro, porque surgieron conflictos con sus compañeros de grupo y así volvió a Cereté la tierra de su infancia y sus ancestros a renovar su corazón de mango, a las aguas dulces de los ríos, a gozar de las tardes de sombra bajo los árboles de mamón, a renovar sus nostalgias cuando jugaba con Isabel a las muñecas de trapo "que eran nuestros hijos... que te vas a acordar Isabel, ahora tienes cinco hijos con el alcalde..." - y la vio con anteojos guiada con un chofer endomingado y lo saluda con frías palabras sin saber que el seguía jugando y soñando con las muñecas de trapo. Allá se meció en la mecedora de bejuco y se abanicó con la hechura de la paja campesina. Esa calma, ese sosiego, ese olor a mango y a ciruela, esas plumas de pavo real que colaban lentas, no le quitaron la angustia de su alma, el dolor profundo por los otros que practicaban el desamor y la falta de solidaridad. Todo ello galopaba lentamente en su corazón de irreversibles afectos y confundidos sentimientos para ir conociendo la dulzura del odio y de la muerte.
Los engaños, la hipocresía, las mujeres de oropel, las traiciones femeninas lo hirieron sin remedio, pero el hombre y el poeta necesitaba amar y entonces universalizó el amor con loca pasión de un hombre influido quizás por el pensamiento de Platón y Aristóteles, que decían "en vano golpea a las puertas de la poesía el que está en sus cabales" y "nunca ha habido un gran talento sin mezcla de locura". Gómez Jattin profundizó en los griegos y siempre entendió que la base de la cultura de occidente era la filosofía, la ciencia y las artes de los griegos. Uno de sus libros de poesía Hijos del Tiempo trae poemas biográficos de Teseo, Homero, Casandra, Micerino, Electra, entre otros.
Los últimos diez años de su vida los vivió en Cartagena, allí ejerció su vocación de maestro no sólo en el teatro, sino en los talleres de poesía en el Museo de Arte Moderno y en la Universidad de Cartagena. Enseñaba la hermenéutica de la palabra, los secretos y la magia de la poesía y aconsejaba a los jóvenes.
El creía que la marihuana y otros alucinógenos eran lo que inspiraban su poesía, así lo manifestó en varias ocasiones durante las charlas que sosteníamos y siempre le manifesté que si así fuera todos los drogadictos serían poetas y que todo estaba en el talento que el tenía innato. El Embajador de Cuba, Jesús Martínez, lo invitó a Cuba y así después de una intensa labor de convencimiento, estuvo en el Hospital Psiquiátrico de la Habana en 1994. Después de varios meses regresó con su nueva dentadura y reconoció que él no necesitaba de la droga para escribir. Esto duró poco tiempo por cuanto que a la vuelta de la esquina reanudó su vida viciosa en forma más intensa y vinieron las idas y venidas a la cárcel y al hospital San Pablo que lo llevaron a escribir su nuevo itinerario.
Todo ese dolor que sintió hasta el final de sus días, le produjo la luminosa soledad que lo llevó a contar poéticamente sus locas, escatológicas y zoofílicas aventuras y relaciones con la sirvienta, las burritas, las gallinas, los pavos y con los propios hombres. Pero también sublimó sus dolores y su soledad a través de la palabra poética impregnada de una desgarrada rabia humanista contra la sociedad plagada de tenencias materialistas y de odiosos egoísmos. Se discute mucho si el realmente tenía vocación suicida. Se dice que desde hace años, inclusive en Bogotá, según diversas fuentes, toreaba a los vehículos, como en efecto trató de torear un carro fantasma en Cartagena el 22 de mayo de 1997, nueve días antes de cumplir 52 años. El carro fantasma - seguramente un fantasma ebrio - se lo llevó por delante para siempre logrando así descansar de esa puta vida que lo castigaba cada día y que atormentaba a la pacata sociedad que descansó en paz cuando el poeta murió junto al mar e ingresó a la eternidad. Ahora solo quedan sus palabras al viento para la memoria de los hombres que no seguirán su ejemplo de vida pero que se alimentaran de sus versos, malditos versos que regocijan y estremecen al más frío de los mortales.